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Autor Tema:  Re: Una Pequeña Muestra De Mi Libro.  (Leído 1730 veces)

Angel38

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Re: Una Pequeña Muestra De Mi Libro.
« en: Jueves 24 de Enero de 2008, 22:18 »
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Hola, pacito con las criticas.


EL COMIENZO DEL FINAL



Rasgando el aire, empuñando la filosa espada, empezaba su última batalla, se encontraba frente a su destino. En su mirada resplandecía el fuego inextinguible de la voluntad dispuesta a lograr su objetivo.

Empuño más fuerte la espada vaciló por un segundo y se abalanzó soltando un atronador grito contra su enemigo, el mismísimo Satanás.





REGRESO DE UN TRAIDOR


El salón del cielo rompió su eterno silencio en un eco que se perdía en el infinito a causa del murmullo de miles de voces, eran Ángeles que discutían entre si, había una conmoción, una rabia colectiva al saber que ese día se llevaría a cabo una audición en contra de alguien que fue uno de ellos pero que dejo oscurecer su corazón por ansias de poder.

-¡SILENCIO! Debemos dejar que hable para saber que quiere.

Hablo el Gran Señor y todos enmudecieron volviendo el salón a su silencio habitual.
Con pasos pequeños pero firmes el  traidor se acercó, su aspecto era de un hombre mas o menos de treinta años, cabello negro, media metro ochenta, piel trigueña llevaba el pecho desnudo con pantalón y botas negras, de su espalda emergían dos majestuosas alas, a diferencia de las blancas de los Ángeles estas eran negras, símbolo de su expulsión, símbolo de un demonio, se acercó y Arrodillándose dijo.

-Vengo a pedir tu perdón, ¡OH! Gran Señor.

 En el  salón con sus pisos de oro, su reluciente sillón de marfil y plata, sus paredes tan blancas como la conciencia de un niño, y su magnificencia ante cualquier construcción universal, se había escuchado tal cosa por primera vez, desde que fueron creados sus Ángeles. El  traidor dio un pequeño paso que retumbo en un eco largo y silencioso todos estaban estupefactos.

 -Y crees que es así de sencillo, no naciste humano con defectos, naciste Ángel, fuiste un ser perfecto teniendo todo conocimiento del bien y el mal, tu decidiste tu destino, tu escogiste la muerte.

Apretando los puños al escuchar tal palabra interrumpió.

- Soy una creación tuya y se que tengo derecho de arrepentirme y tu que perdonaste a humanos porque a mi no que soy mas cercano a ti.

- ¡Como te atreves a hablarle así a tu creador!

Interrumpió Gabriel, el Arcángel Príncipe del Octavo cielo. Seguidamente sacó su espada que llevaba siempre en su espalda, dentro de una hermosa funda elaborada por Ángeles y prosiguió ahora dirigiéndose al Gran Señor.

- Déjame acabar con esta bestia, es nuestro enemigo, acabó el solo con tantos Ángeles y humanos, solo déjame acabar ahora mismo con el.

- ¡Cálmate Gabriel!

Con atronadora voz el Gran Señor reprendió al Arcángel.

-Le he dado mi palabra de escucharlo, además le aseguré que su vida se le iba a respetar. - Prosiguió mirando fijamente a su hijo. Aunque demonio era hijo de él, puesto que el lo había creado o acaso ¿si un hijo es malo deja de ser hijo de su padre que es bueno?

- Sabes que eres de los enemigos más despiadados y que haz sido pieza clave en la batalla de los siete caídos. ¿Cómo osas venir así como así a pedir semejante cosa? No eres humano que nació del pecado y con la maldad en la sangre eres un Ángel y manchaste con sangre ese rango celestial.

- Todos tenemos derecho a cometer errores, además tu haz cometido un error y no has pagado por ello.

- ¡Como te atreves a juzgarme!

Tantos siglos habían pasado que el Gran Señor no se levantaba de su trono, pero en ese momento se levanto iracundo. Los Ángeles que presenciaban ese encuentro no daban crédito a lo que sus oídos habían escuchado.

- No te alteres, - Se apresuró el traidor a decirle- sabes que hiciste mal al crear al humano, que destruyó la creación, sabes que hiciste mal en ordenar que esos mismos asesinaran a otros humanos en tu nombre y por eso Jesús tuvo que ir a pagar con sangre la sangre de ellos, sino, porque tuviste que dar esa solución, sabias que tu método de acabar con los pecadores estaba mal.

Preocupado el traidor no sabia como salir de ese ataque tan directo al orgullo, había llegado donde sus enemigos en paz y contrariado a su mayor líder.

-Tus razones son buenas pero se nota que no has estado aquí por mucho tiempo para entender del todo, ha sido tu osadía, tu ambición la que te metió en esto, no yo. El Gran Señor caminó hacia el y siguió diciendo.
Si en verdad quieres regresar debes probar tu lealtad y sobre todo tu corazón para ser digno de esto.

- Que dice el consejo en su sabiduría.

El gran señor preguntó.

Gabriel guardando su sagrada espada dijo.

- Infinita es tu sabiduría y no podemos contrariarte si dices que una prueba es lo que necesita para volver a ser un ángel pues así será.

El gran señor dijo

- Se que nada es imposible, pero eres aun un demonio si en verdad quieres volver a ser uno de nosotros no te será fácil el camino. Para nadie es un secreto que se está planeando algo muy maligno para el mundo terrenal, ya Satanás a reunido a sus Ángeles Caídos y se disponen  acabar con todo lo que tiene vida, si en verdad deseas tanto la redención, Ve y lucha contra ellos. Solo si tu corazón esta verdaderamente convencido que no tomaras el camino del mal vencerás, sino, tu ser desaparecerá ante la mano de alguno de ellos y nadie podrá hacer nada por ti.

El que antes fue Ángel, se levantó había estado arrodillado, su pierna izquierda tocaba el suelo con su rodilla y la otra se encontraba flexionada pero con el pie puesto firmemente, su rostro agachado haciendo una reverencia.

- Acepto con tal de tener tu perdón.

Una leve sonrisa casi imperceptible dejo escapar su rostro. Parecía como si su plan estuviese funcionando.

- ¡Esta bien, esta es mi condición! – El gran Señor empezó a dictar su sentencia- No serás humano pero vivirás como tal, no serás demonio pero estarás condenado como tal y tampoco serás Ángel pero lucharas contra el mal como uno de ellos. ¡He dicho!

- Escuchaste bien  traidor, le pregunto Gabriel el gran guerrero.

- Escuché bien… y mi nombre es Marcus.

Acabando de decir esto un fuerte viento lo elevó y ante sus ojos el cielo desapareció.

   
CAER POR SEGUNDA VEZ


En la caída sus pensamientos divagaban.

-Caer, no siento nada, en una sensación de no existir, una sensación de abandono, no puedes controlar tu cuerpo.
Caer es una sensación muy triste saber que te han expulsado y no tener a nadie, se siente un gran silencio una soledad inmensa y eterna como esta caída.

El viento rozaba con fiereza el rostro de Marcus a medida que tomaba conciencia de su cercanía con el suelo. Empezaba a sentir que su cuerpo iba haciéndose sólido, estaba tomando una forma física, una forma humana.
En el firmamento, solo se veía el paso de una estrella fugaz para aquellos que no entendían su significado, para el infierno y el cielo era el inicio de una nueva batalla, un Ángel estaba cayendo hacia la tierra. Mala señal.
Esa noche, al caer del Cielo, se escucho un estruendo seguido de un quejido despertando algunos pájaros que dormían y formaron un alboroto durante unos minutos, Marcus se incorporo, dio unos pasos y se fue de bruces quedando inconsciente, se encontraba totalmente desnudo y lo peor, solo y con enemigos al acecho.



Luna


Era una noche oscura, la niebla hacia que el conducir se hiciera más lento para Eduardo, iba en su carro ultimo modelo con su esposa a su lado y atrás bien asegurada viajaba la niña de escasos diez años de edad, tenia las luces exploradoras encendidas, esa noche la niebla estaba más espesa que de costumbre.

- ¿Mi amor que es eso? Le preguntó su esposa.

Acabado de decir esto, unos ojos rojos brillaron ante las luces, un feroz rugido se escuchó, un grito de pánico de la esposa, al instante que se oía el rechinar de llantas y un estruendo…

Luna se despertó sudando y con ganas de llorar, siempre tenía esa pesadilla, el recuerdo de ese día no dejaba de atormentarla.

-¿Porque esta pesadilla, porque ese recuerdo, será la sed de venganza, el odio hacia esa criatura que nos atacó?

Eran preguntas sin respuestas, aunque la policía atribuyó ese accidente al ataque de un enorme oso, no se explicaban que animal podría ser tan fuerte como para destrozar un vehiculo así, además no se explicaban como la niña había podido sobrevivir a ese ataque y tampoco porque parecía que hubiese habido un incendio si el carro no había botado el combustible.

Ella quedó siendo heredera de una adinerada familia y su tío por parte de padre fue quien la crió, haciéndose cargo de ella y de la casa, la cual era de estilo español a la antigua, con adornos y cuadros que hacían referencia a aquella época, tenia un segundo piso en el cual solo estaba su cuarto bastante grande, no tenia televisor o algún aparato innovador solo era su hermoso cuarto con adornos muy caros de artesanos famosos, su cama era amplia con sabanas blancas, y una mosquitera blanca que hacia juego con las sabanas.

Era una mujer de veinticinco años de edad, piel blanca, cabello negro ondulado, unos ojos miel que hacían que cualquiera mirara un poco más de lo normal su rostro, cuerpo  fino y voluptuoso, reflejaba una belleza inocente culpable de numerosos pretendientes pero como su tío le decía debía cuidarse de los buscadores del dinero, por eso era precavida en todo  lo referente al amor, parecía que esperaba a alguien, como ella decía su príncipe azul.
Se levantó de la cama acercándose a la ventana que abrió de par en par intentando tomar aire para volver a la cama, la luz de la luna atravesaba su camisón transparente dibujando su hermoso cuerpo en el piso con  tal delicadeza que parecía hacerlo a propósito. A lo lejos divisó una ancha columna de humo, y en ella gracias a la claridad de la luna pudo ver que había un cráter. Intentando mirar más se inclinó pero estaba muy lejos para saber con certeza de lo que se trataba.

- No soñé el ruido, fue de verdad. –Dijo para sus adentros.

El señor Efraín se levantaba un poco molesto, tenia una reunión muy importante y su curiosa sobrina lo levantaba gritando para que fueran a ver un tonto meteoro que había caído a un kilometro de la casa. Tomo una linterna y un poco somnoliento se dirigió al auto, insertó la llave, presionó varias veces el acelerador y lo encendió, el ronroneo de la camioneta terminó de asesinar el silencio que mantenía tranquilo a ese señor de cincuenta y cinco años.

- Niña que curiosidad llevas, algún día te va a acarrear problemas.

Los ojos de Luna brillaban como una verdadera niña dirigiéndose hacia un parque de diversiones.

- Te juro tío que vi algo en ese cráter, parecía una persona.

- Lo único que me preocupa de tu historia es que sea verdad y la dichosa piedra le haya caído a alguien en la cabeza.

Aunque era un tipo gruñón ella sabia que en el fondo el también tenia curiosidad de ver de cerca lo que había caído.
Llegaron en menos de cinco minutos al lugar, la hermosa joven se bajo sin dejar que el vehiculo se detuviese totalmente y corrió hacia el lugar del impacto, el humo era muy espeso, y el polvo en el aire que se había levantado por el impacto no se había disipado, Luna tosió y tuvo que taparse la boca para poder respirar, su tío apenas se bajaba del vehiculo mientras que sacaba un pañuelo para protegerse. Se acercó un poco más y vio que su sobrina estaba temblorosa, sin dar crédito a lo que sus ojos veían.
Marcus abrió sus ojos en ese momento, y se encontró con una mirada hermosa que lo observaba.

- Eleczabeth. – Alcanzó a decir antes de caer otra vez inconciente.
[size=109]Se me olvidó instalar los Drivers de Cordura en mi Cerebro.

Hao

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Re: Una Pequeña Muestra De Mi Libro.
« Respuesta #1 en: Jueves 24 de Enero de 2008, 23:19 »
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ESE MAN AHORA ES TOLKIEN


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